Los talentos en la infancia

Todos en algún momento seguramente vimos en la televisión o en Youtube, vídeos de chicos que se destacan en algún aspecto: música, deportes, artes, canto. Nuestra primera reacción seguramente fue de emoción, alegría, ternura, por ver niños que siendo tan precoces, alcanzan logros tan elevados. Sin embargo, luego de analizarlo detenidamente, comenzamos a pensar qué tipo de infancia es la que cada uno de ellos vive (o que la familia le permite vivir) al margen de su desempeño “profesional”. Claro que no es lo mismo ver a un niño que actúa de un modo espontáneo en su casa a presenciar una performance en la televisión (que implica varias horas al día de dedicación exclusiva para lograr una cierta experticia).
 
¿Qué piensan las familias cuando ven un talento en sus hijos y deciden que “no hay que desaprovecharlo”? No hay duda que es maravilloso fomentar y cultivar estas habilidades tempranas pero hay una gran diferencia cuando la familia decide que hay que someter a los chicos a largas jornadas de entrenamiento para que muestren su arte al mundo (y de paso tengan una fuente adicional de ingresos).
 
Esto no es nuevo. El padre de Mozart, Leopoldo, al ver que su hijo tenía una inclinación y un talento sobresaliente en la música, ya había perfilado todo su futuro profesional desde su más tierna infancia. Esto fue allá por el 1760. Podemos justificarlo, diciendo que en esa época el concepto de infancia no era entendido como hoy lo hacemos. Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención es que en pleno año 2020, proliferen distintos programas alrededor del mundo con el eje puesto en el niño “estrella”.
 
No nos engañemos. La lógica de estos programas de talentos, no es: invitemos a los niños para que nos muestren lo que “naturalmente” saben hacer y luego los dejamos seguir con su vida. ¡No! La idea es imponer la lógica del mercado: darles fama, premiarlos, invitarlos a grabar su disco (en caso de que sean cantantes) y llevar a la familia a pensar que desde ese momento su hijo tiene que cambiar completamente su estilo de vida para sobresalir en este mundo competitivo.
 
La película “Los hijos de Francisco” refleja muy bien esta idea. Se trata de una familia muy numerosa y pobre, que vive en el campo. El papá busca un futuro para dos de sus hijos y desde temprana edad los somete a un entrenamiento intensivo, para que puedan triunfar en el mundo. Desde ese instante, sus infancias estarán marcadas por el ritmo del negocio y los shows en vivo. Los invito a ver una escena en la que estos dos niños, Zezé Di Camargo y Luciano, hacen sus apariciones al público:
Esta película está basada en hechos reales. Los cantantes Zezé di Camargo y Luciano, son muy famosos en Brasil y su historia fue muy similar a la que se narra en este film.
 
Realmente cabe preguntarse: cuando una familia no puede subsistir ¿es lícito exigir a los hijos que “contribuyan a la economía familiar”, enviándolos a limosnear? ¿Qué sería lo más importante en ese caso: que conserven su infancia o que tengan algo para comer? No son dilemas fáciles de resolver.
 
La situación ¿cambia? cuando la familia tiene un buen pasar pero ve a sus hijos como futuras estrellas y piensa que es importante que triunfen y consoliden el éxito desde temprana edad.
 
Y ustedes, ¿qué opinan?
 
¡Los invito a dejar un comentario!
 
Image by Lee Murry from Pixabay
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