Y aquí voy a ser franco y voy a romper una barrera. Si el cumpleaños de nuestro estudiante, cae un fin de semana/feriado o el niño/a no asiste a la escuela, pues bien. ¡Lo llamamos por teléfono o le mandamos un Whats App! Aquí es donde seguramente más de un docente no estará de acuerdo conmigo.
Yo creo firmemente en romper la distancia artificial que la escuela siempre generó entre las familias y los docentes. No tiene que ver con invadir el espacio “personal” (tanto del docente hacia las familias como viceversa) sino simplemente de lograr construir comunidad, lazos, vínculos.
Pasa por entender que no estoy saludando a un alumno porque corresponde, porque es lo “políticamente correcto”, sino porque me importa, porque lo quiero, porque me parece un gesto de calidez darle a entender que el día de su cumpleaños es una fecha importante que no va a pasar inadvertida al menos para mí.
A veces no se necesitan grandes cambios para que la escuela sea distinta. Un pequeño detalle puede marcar la diferencia.