Para comenzar este maravilloso recorrido, lo más importante es empezar de a poco a fin de no abrumarte, e ir incorporando distintos elementos de gamificación en forma paulatina.
Esto te permitirá observar el funcionamiento de la dinámica, pudiendo hacer los ajustes necesarios en función del feedback que te brindan los estudiantes.
Podés iniciar una clase diciéndole a los estudiantes algo así:
“Chicos, a partir de hoy vamos a incorporar en las clases algo que se llama gamificación. Por lo pronto, cada uno de ustedes va a tener la posibilidad de ganar puntos, haciendo distintos méritos (dar algunos ejemplos). Luego ese puntaje lo podrán canjear por fabulosos premios (generar suspenso y motivación).
Por lo pronto, hoy les voy a dar un punto a todos aquellos que logren…!”
Con eso ya les generaste intriga. No es necesario que les expliques todo el funcionamiento del sistema, porque además de generarles confusión, los vas a aburrir y les vas a quitar la sorpresa.
¿Cómo sigue todo esto?
Lo que tenés que hacer ahora es buscar una forma de registrar de forma fácil, los puntos que van ganando y que luego van canjeando. Debería además quedarte registro del motivo por el que ganaron puntos y cuál fue el premio por el que los canjearon. ¡Esto te evitará posteriores reclamos!
Yo probé diferentes sistemas, desde hojas de cálculo hasta planillas impresas pero no eran prácticas. Lo solucioné utilizando una aplicación gratuita para celular, tablet y compu (versión web) llamada Class Dojo. En este enlace te explico cómo utilizarla.
Algunas pautas a tener en cuenta
A medida que vayas agregando desafíos y premios, vas a notar que se puede complicar rápidamente puesto que los chicos suelen ser muy demandantes y no están dispuestos a aceptar que el docente cometa errores en el registro de sus valiosos puntos.
PROFE, ¡yo tenía 20 puntos! Me acuerdo perfectamente. Y no los gasté en nada (típica situación)
Pero, ¡ALTO! ¡No desesperes!. Te voy a dar algunos consejos para que no tengas que atravesar el mismo camino de prueba y error que seguí yo.
- Ofrecé un solo premio al mismo tiempo. Por ejemplo: empieza la semana y les decís a los chicos que para este período se ofrecerá la caja de útiles VIP (podés consultar mi post sobre los premios posibles, aquí). Anotás quién quiere gastar sus puntos y luego organizás qué días la llevará cada uno. Una vez que tuviste el tiempo para descontar el puntaje y registrarlo en la lista y cuando todos los que querían, se llevaron los útiles, recién ahí continuás.
- ¿Cómo seguís? Bueno, a la semana siguiente podrías proponer un desafío para ganar puntos y durante esa semana no habría premios para canjear. De este modo, no enloqueces, sobre todo si tenés grupos numerosos y le garantizás de esta manera a los estudiantes que no cometerás errores en el registro.
- Manejá la gamificación en función de tus objetivos pedagógicos y de aula. Si ves que los chicos nunca quieren canjear sus puntos, pues los quieren guardar para una ocasión especial, podés por ejemplo incorporar una cláusula: que cierto porcentaje de puntos vence cada mes, de modo que si no los aprovechan, los pierden (estrategia muy común usada por numerosas entidades). Y seguro que me dirás ¿Y cuál es el problema de que los quieran ahorrar? El problema es que si tienen muchos puntos, no se van a esforzar en conseguir más y esto va a jugar en contra, cuando por ejemplo les pidas que se formen en la fila a cambio de una recompensa.
- Podrías no informarles qué semana destinarás a juntar puntos y cuál a entregar premios. Así los estudiantes no podrían especular y decidirían en el momento respecto a usar su puntaje o guardarlo para una futura oportunidad ¡qué podría no llegar nunca! muajajajajajaja ¡Perdón!
- La cantidad de puntos que entregás por logro alcanzado no debe ser fija sino que vos sos quien va regulando la cantidad. Si, por ejemplo, das 20 puntos por hacer la tarea pero luego el premio, sale sólo 3 puntos, el alumno se quedará con 17 puntos acumulados. Lo mismo en el caso inverso, si el premio son cinco minutos de recreo pero para eso tienen que cumplir un millón de desafíos y tareas, claramente lo vas a desmotivar y no va a querer perseguir el objetivo, pues lo verá como inalcanzable. Se trata entonces de un balance.
- Podés incorporar la donación de puntos. Esto quiere decir que cada niño podrá donar total o parcialmente lo que haya acumulado, para ayudar a un compañero. Así, lograrás además trabajar con el clima grupal y el compañerismo.
Consejo Clave
Vos sos quien maneja los tiempos y la dinámica. No ofrezcas todas las posibilidades de premios y de desafíos al mismo tiempo. Es mejor que el sistema funcione lento, pero que te permita hacerlo bien, sin errores. Los chicos van a apreciar mucho más la gamificación si ven que sus puntos se registran de manera cuidadosa, que los premios son entregados como se prometió y que no hay injusticias o abusos de poder por parte del docente (por ejemplo, “te quito todos tus puntos porque hoy te portaste mal”. Eso no corresponde sobre todo porque no forma parte de las reglas de juegos establecidas de antemano).